Los
dos últimos amistosos de la Selección española de fútbol me han dejado bastante
preocupada. No por los resultados, sino por que tengo la sensación de que se
está presionando demasiado al combinado nacional.
El
gran momento por el que pasa la Roja parece habernos llevado a creer que España
siempre tiene que ganar, sea cuál sea su rival. Y no nos estamos dando cuenta
de que, por buena que sea, la Selección no es imbatible.
Hace
cuatro años muy poca gente esperaba que el conjunto de Luis Aragonés llegaría
tan lejos en la Eurocopa de Austria y Viena. Pero España fue superando todas
las rondas y se plantó en la final ante Alemania. El gran estilo de juego que
desplegaban los españoles se impuso al del combinado germano y el 29 de junio
de 2008, Iker Casillas elevaba al cielo de Viena el trofeo que nos acreditaba
como Campeones de Europa.
En
el 2010 llegó la consolidación de la Roja como una de las más fuertes del
panorama internacional, con Vicente del Bosque en el banquillo. Se esperaba que
España hiciera una buen papel en el Mundial de Sudáfrica y, por qué no, que lo
ganara.
Pese
a la derrota ante Suiza en el primer partido del torneo, el combinado nacional
volvió a triunfar y el capitán Iker Casillas volvió a levantar otra Copa. Sólo
que esta tenía aún más valor, puesto que nos convertía en la mejor selección
del mundo, por delante de Holanda, Alemania, Argentina y Brasil, entre otras.
Sin
embargo, en el último año han comenzado a surgir las dudas en el entorno que
rodea a la selección. Las derrotas del equipo nacional en los partidos
amistosos parecen preocupar a la afición y a los medios de comunicación. Mucha
gente se piensa que España tiene que ganar siempre, aunque nuestro rival sea
una selección pequeña como Liechtenstein y que la Roja es la favorita en todos
los partidos. Pero eso no es así. El estilo de juego de la Roja ya no pasa
desapercibido y los rivales saben cómo hacernos frente, saben cómo evitar que
despleguemos nuestro fútbol.
Desde
julio de 2010, la Roja ha disputado diez encuentros amistosos, con un balance
de cuatro victorias, dos empates y cuatro derrotas. Las goleadas encajadas ante
Portugal (4-0) y Argentina (4-1) son quizá las más doloras y un prueba de lo
difícil que es defender esa estrella de Campeones del mundo.
Sin
embargo, los de Vicente del Bosque no han podido firmar una fase de
clasificación para la Eurocopa mejor. España ha hecho un pleno de victorias,
con 24 puntos obtenidos, 26 goles a
favor y 6 en contra.
Parece
que son únicamente los partidos amistosos los que se le atragantan al combinado
nacional. Pero ello no debería ser motivo de alarma nacional.
Esta
generación de jugadores ha conseguido lo que nuestros antepasados soñaban: ser
los mejores del mundo. Nos hemos olvidado ya de la famosa maldición de
cuartos que nunca nos permitía avanzar más allá de esta ronda en los
mundiales. Disfrutemos del momento y no pensemos en el futuro.
Una de las cosas que caracteriza a esta selección
es su humildad, mantener siempre los pies en la tierra. Y pienso que tanto la
afición como los medios de comunicación deben tomar ejemplo de esta actitud. Si
continuamos pensando que España va a ser siempre la mejor selección del
panorama internacional, la caída pueder ser muy dura.
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