Cuando
un estudiante llega a segundo de Bachillerato se encuentra con una palabra que
le persigue durante todo el año: PAU, más comúnmente conocida como
Selectividad. O lo que es lo mismo, el puente que conecta el instituto con la
universidad. Desde el primer día de clase, las referencias a las pruebas PAU
son constantes; nos aturden con lo importante que es estar bien preparados para
superar estos exámenes y que no podemos dejar nada para el último día.
Esta
misma situación se podría aplicar en el mundo del fútbol a la Segunda División
española. Ya desde la pretemporada hay una única palabra que rodea a los
equipos que aspiran a abandonar la categoría de plata: Ascenso. Todo gira en
torno a este vocablo: la planificación, los entrenamientos, la ilusión de los
aficionados.
Pues
bien, este deseado ascenso es el equivalente futbolístico al acceso a la
universidad. Los equipos de balompié de Segunda División deben luchar jornada
tras jornada para, a final de temporada, conseguir el paso de categoría; es
decir, alcanzar la universidad y no tener que repetir el curso.
La
experiencia nos dice que las pruebas de la Selectividad no son tan temidas como
los alumnos más jóvenes piensan. Nos hacen creer que es complicado superarlas,
quizá para que nos centremos desde el principio, y en realidad es muy sencillo.
Pero para lograrlo hay que llevar bien segundo de Bachiller. Basta con aprobar
examen tras examen, una asignatura tras otra, para llegar en unas buenas
condiciones a la PAU. Una vez allí, es un puro trámite aprobar los exámenes.
En
el fútbol ocurre algo muy parecido. Los equipos que quieran ascender deben ir
acumulando puntos, jornada a jornada, pensando únicamente en el siguiente
partido. Los objetivos se marcan a corto plazo: igual que el alumno debe pensar
sólo en el siguiente test, el futbolista se tiene que centrar exclusivamente en
el siguiente encuentro. La regularidad es una cuestión clave, tanto en el
ámbito futbolístico, como en el académico. Se puede aprobar el curso o ascender
de categoría siendo irregular, pero no es la táctica más adecuada.
Apliquemos
esta situación ahora al Sporting de Gijón, un buen estudiante que no ha
comenzado el curso como se esperaba de él. El alumno gijonés está perdido en la
división de plata del fútbol español y suspender los primeros exámenes le ha
puesto nervioso. La ansiedad es aún mayor si tenemos en cuenta que la palabra
'ascenso' presiona cada día al equipo rojiblanco. Y, por si esto fuera poco, el
profesor Manolo Sánchez está en el punto de mira, porque no es capaz de lograr
que su alumno arranque.
¿Cuál
es la solución? ¿Se debe prescindir del profesor y buscar a uno más capacitado?
¿O debería el alumno dejar de pensar en el ascenso y centrarse únicamente en
aprobar su siguiente examen?
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Foto: LNE |
Fenomenal.Un articulazo,Andrea.Más personal imposible.Comparto,y lo sabes lo que dices sobre la continuidad del proyecto.Un beso.
ResponderEliminarEstás en lo cierto en cuanto a lo de ascender pero es que los aficionados ya no pensamos en el ascenso si no en librarnos del descenso de categoría , si pensando Ellos de la misma manera salen del pozo pues que se olviden del tan ansiado ascenso.
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