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Foto: LNE |
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Foto: LNE |
Por las calles de Gijón, habitualmente teñidas de rojiblanco en los días de partido del Sporting, no dejaban de verse camisetas y bufandas con los colores de la selección española. La gente esperaba ansiosa el momento de ver a los campeones en acción. Así quedó patente el jueves por la tarde, durante el entrenamiento que el combinado nacional realizó en El Molinón. 20.000 personas llenaron el estadio gijonés, casi tantas como las que registra en los partidos del Sporting. Está claro que la Roja mueve a las masas.
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Villa con Zaida, Olalla y Luca, sus tres hijos (El Comercio) |
Ambiente de gala en el pre-partido
Se esperaba un lleno absoluto en El Molinón para el encuentro entre España y Finlandia, el cuarto partido de la fase de clasificación para Brasil 2014. En las taquillas se podía ver el cartel de “entradas agotadas”. Todo estaba preparado para vivir una gran fiesta. Los aficionados comenzaron a acercarse a las inmediaciones del estadio casi tres horas antes del encuentro. No sólo españoles, también finlandeses que aprovecharon la cercanía de las vacaciones de Semana Santa para desplazarse hasta Gijón y apoyar a su selección. La ciudad asturiana no se teñía solo de rojo y amarillo, también de blanco y azul.
El aparcamiento de El Molinón y los más cercanos al estadio no tardaron en llenarse de coches. Una marea de camisetas, sombreros y bufandas llenaron de color rojigualdo el perímetro del estadio gijonés. Centenares de niños esperaban ansiosos el momento de entrar al campo; la mayoría de ellos sólo conocían los tiempos más recientes de la selección, en los que los éxitos habían llegado uno tras otro. Se podía ver la emoción en sus caras, deseosos de ver un gran partido de la Roja.
A una hora para el inicio del encuentro las gradas de El Molinón presentaban un inmejorable aspecto. Los flashes de las cámaras de fotos se veían por doquier y eso que aún no habían saltado los jugadores de la Roja al campo. Cuando los once elegidos por Del Bosque para salir como titulares abandonaron el vestuario y comenzaron el calentamiento, fueron recibidos con una gran ovación y los flashes se multiplicaron. Era una ocasión única y los aficionados querían inmortalizar el momento. Habían transcurrido ocho años desde la última visita de la selección española a El Molinón. El 17 de agosto de 2005, la Roja disputaba un amistoso contra Uruguay en el estadio gijonés; un partido preparatorio para la fase de clasificación de cara al Mundial de Alemania 2006. De los futbolistas que disputaron aquel encuentro, bajo las órdenes de Luis Aragonés, seis continúan vistiendo la elástica roja: Puyol, Reina, Xavi, Xabi Alonso, Torres y Sergio Ramos, pero sólo uno de ellos jugó ayer en El Molinón: Sergio Ramos, que salió de inicio ante Finlandia y celebró su 100º partido con la selección española. Y a sus 26 años el sevillano se convertía en el jugador europeo más joven en alcanzar la centena de encuentros con la selección absoluta.
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España 2- Uruguay 0 (2005). Foto: Mundo Deportivo |
Que empiece la fiesta
Finalizado el calentamiento de ambos equipos, los veintidós protagonistas se retiraron a sus respectivos vestuarios. Restaban diez minutos para que rodara el balón en El Molinón. El lleno era absoluto y la expectación no dejaba de aumentar. El colorido rojo y amarillo de las gradas contrastaba en la esquina del fondo norte con los tonos blanquiazules de los aficionados finlandeses, que no eran pocos. En torno a 500 hinchas de la selección de Finlandia animaban a su equipo en la grada reservada a los aficionados visitantes.
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Foto: El Comercio |
Con puntualidad británica, el balón empezó a rodar en El Molinón. Finlandia puso el esférico en juego desde el círculo central, pero la posesión apenas le duró unos segundos. El combinado español se hizo con el dominio del partido en menos que canta un gallo y fijó su punto de mira en la portería que defendía Niki Mäempää. Sin embargo el equipo español desarrollaba un juego demasiado horizontal y le costaba atravesar el entramado defensivo de Finlandia. Encerrados en su mitad del campo, los hombres de Paatelainen jugaban con un claro 4-5-1. La línea de cinco jugadores por delante de la defensa complicaba el juego entre líneas de la selección, que tampoco encontraba solución en el juego por las bandas para llegar al área blanquiazul. Mucha posesión, pero nulas ocasiones de gol. Y eso que el partido había comenzado muy bien para los de Vicente del Bosque, con un centro de Cesc Fábregas que Moisander casi cuela en su propia portería. Pero sólo fue un espejismo.
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Foto: El Comercio |
Entre pases en el centro del campo, centros sin rematador, incorporaciones de Arbeloa y Jordi Alba por las bandas y disparos desde fuera del área que no inquietaron a Mäempää transcurría el primer período. Los minutos avanzaban y el ánimo no decaía en la grada, impulsado por los redobles de tambor de Manolo, “el del bombo”, que recorría la grada gijonesa entre ovaciones.
El público ansiaba que España abriera el marcador y cada llegada levantaba a los espectadores más inquietos de sus asientos. Un disparo de Iniesta que se fue a las manos de Mäempää, un lanzamiento de Cazorla que se envenenó y a punto estuvo de colarse en la portería y un remate desviado de Sergio Ramos fueron las mejores oportunidades. Finlandia, por su parte, apenas inquietó a Víctor Valdés, que pasó un primer tiempo muy tranquilo.
España no podía estirar más las líneas; en muchos momentos del partido, sólo el guardameta catalán permanecía en la mitad del campo española. Defensa adelantada, laterales expeditivos, posesión del esférico,... Todo lo necesario para ganar un partido lo estaba poniendo en práctica la Roja. Todo, salvo marcar un gol. A punto estuvo de lograrlo Iniesta en el minuto cuarenta y dos, con un potente disparo que obligó a Mäempää a estirarse para evitar que se colara en su red.
Gol y apagón nacional
El panorama cambió ligeramente tras el descanso. Del Bosque dio entrada a Pedro, que ocupó el hueco de Santi Cazorla. Aplausos para el de Lugo de Llanera, que había dispuesto de alguna que otra ocasión en la primera parte. Parecía que el guión del juego era el mismo que el del primer tiempo, pero algo iba a cambiar cinco minutos después. Balón al segundo palo que cuelga Silva desde el córner derecho y cabezazo de Sergio Ramos que se cuela en la meta de Mäempää con cierto suspense. Mejor centenario imposible para el central del Real Madrid, que anotaba su noveno tanto con la camiseta de la selección española.
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Foto: El Comercio |
La posesión de España era aplastante, llegando a tener un 87%. Finlandia, con el 13% restante y todos sus jugadores concentrados en defender, apenas conseguía hilar alguna jugada peligrosa. El único jugador que estaba más libre, preparado para montar un contragolpe en cualquier momento era Pukki, el ex futbolista del Sevilla Atlético y ahora en las filas de Schalke 04.
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Foto: El Comercio |
Pasada la media hora de juego de la segunda parte, Finlandia comenzó a estirar tímidamente su línea ofensiva y a provocar más de un susto en la afición, aprovechándose de los despistes defensivos, aunque sin remates claros. La sorpresa llegaba en el minuto setenta y nueve. Pukki recibe un balón a la espalda de la defensa, se va de Piqué y Ramos, encara a Valdés y empuja el cuero al fondo de la red. Todos los jugadores finlandeses que estaban sobre el campo, excepto Mäempää, corrieron a abrazar al autor del tanto que ponía las tablas en el marcador. Se hacía el silencio en el estadio gijonés, salvo en la esquina del fondo norte con la grada este, donde el medio millar de hinchas blanquiazules festejaban el gol por todo lo alto.
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Foto: El Comercio |
La última ocasión del encuentro fue un saque de esquina favorable a la Roja, que Mäempää logró blocar en medio del caos de jugadores que había en el área. Un pequeño barullo se formó en aquel momento, que acabaría con Silva y Moisander amonestados. Un lance del juego, sin más consecuencias.
Con el pitido final, la selección finlandesa al completo corrió el celebrar el trabajado punto con sus aficionados. Era un punto, pero el combinado escandinavo lo festejó como un auténtica victoria sobre la bicampeona de Europa y campeona del Mundo. Caras largas, por el contrario, en los jugadores españoles, que se fueron directamente al vestuario. Sólo unos pocos, entre ellos Gerard Piqué, se quedaron sobre el campo para aplaudir a la afición asturiana que, una vez más, había estado sobresaliente. La noticia positiva de la noche es que la Roja continúa invicta en El Molinón. Nunca ha perdido en sus nueve visitas al feudo gijonés.
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Foto: El Comercio |
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